Ecos de la Dulzaina

No, no es que esté cabreado; simplemente es que me ha dado por escribir un poco sobre aquellas cosas a las que llevo dedicando un tiempo a lo largo de muchos años y sobre las que he conseguido aprender algo.

Una de ellas, motivo de sufrimiento y de placer al mismo tiempo, son las cañas, lengüetas, pipas, palas, palletas..., como queramos llamarlas de los instrumientos de viento que intento tocar, con mayor o menor fortuna, y los relacionados con ellos.

Bueno, al final acabaré escribiendo sobre lo que me venga en gana, pero puede ser de utilidad para alguno de vosotros, o, simplemente, motivo de diversión.

Aquí es:

http://atomarvientolacana.blogspot.com/

Saludos, José Manuel.

P.S.- Sí que suele ser frecuente mandar a tomar viento a la caña cuando estás haciendo o arreglando una y se te raja... En fin, mi amigo Saúl no entenderá esto de dedicar tiempo a estas cosas, pues según él una dulzaina suena como un elefante al que estén capando con un cortauñas, pero claro, darle unos toques de dulzaina en la oreja era la única forma de despertarlo...